Efectivamente, el esperado viento del NNE apareció y ya no nos abandonó hasta nuestra llegada a Lanzarote.
La duración de nuestra travesia ha sido de unos 4 días y medio, y unas 600 millas de recorrido.
la velocidad media alcanzada ha sido 6 nudos, penalizada por la encalmada inicial a la que fuimos arrastrandonos con una velocidad mínima de 4/5 nudos.
Como preveiamos que arribariamos por la noche a Marina Rubicón (Lanzarote), decidimos recalar en la Isla Graciosa. La decisión fue acertadísima ya que nos dejó un muy buen sabor de boca. Muy recomendable por su agreste paisaje y sus impresionantes vistas. puede verse en un extremo el Mirador del Parque Timanfaya en Lanzarote.
Llegamos sobre las 16.00 h y primero intentamos contactar por la VHF sin exito. Miramos el derrotero previamente y no ofrecia ningún tipo de información, más que un teléfono que nadie contestaba.
Arrumbamos de cualquier forma y al llegar al pantalán de espera nos esperaban 2 guardas que nos comentaron que para pasar la noche deberiamos tener un permiso especial que se expedia en las Palmas. Como quiera que estamos algo acostumbrados a estos temas los que hacemos charter por las islas baleares en veranos, dimos media vuelta y zas¡¡¡ directos a la gasolinera. Por supuesto volvieron a visitarnos la pareja de guardas, a la que les comenté nuestra total imposibilidad de volver a hacernos a la mar ya que uno de nuestros tripulantes había sufrido un accidente en la pierna¡¡¡ <Posteriormente, no sé si por casualidad o por destino divino, Ramonet se nos hizo un esguince en el tobillo¡¡¡¡
En definitiva ya estabamos perfectamente abarloados al muelle y con toda la tripu con unas ganas enormes de bajar a tierra y descubrir este bello entorno catalogado como parque natural.
Decidimos cenar en uno de los pocos restaurantes que allí se encuentran y descubrimos la amabilidad de sus gentes. Nos volvimos a encontrar con la pareja de guardas y toda era amabilidad y buen trato. Ahora nos ofrecieron la posibilidad de quedarnos 1 noche más.
La cena fue maravillosa. Un pargo recien pescado, que allí llaman Bocinegro, y una serie de entrantes entre los que no faltaron las típicas papas arrugas con su mojo. Cenamos de maravilla y Ramonet visitó al médico del lugar quien le recomendó abundante hielo (parece que no servia el del Gin Tonic), y reposo (algo más difícil para nuestro Mc Giver).El viento arreció extraordinariamente por la noche, ya que según narraba el derrotero, este se canaliza entre las dos islas (lanzarote y La graciosa) por donde ellos llaman "rio".A las 04.00h nos sobresaltaron ruidos en la cubierta y parecia que todo lo que no estaba bien trincado iba a volar: entre esto 3 de nuestras colchonetas decidieron abandonarnos. A partir de ese momento vuelta a la cama pero con el lógico cabreo de haber perdido mis preciadas colchonetas rojas...
La noche anterior y durante nuestra cena ayudamos a abarloarse al Régulus al velero Andromeda, un precioso Gran Soleil 50' de Alicante que también pariticipará en el Gran Prix del Atlántico.
Amaneció y el viento seguía siendo intenso. Desde las 06.00h intenté localizar las colchonetas por la playa e inmediaciones del puerto sin éxito. Ya estaba resignado a perderlas y estamos iniciando la maniobra de desatraque cuando Pepe me comentó que las colchonetas estaban bajo nuestro casco¡¡¡¡ Rápidamente chapuzón y 1, 2 y 3¡¡¡ todas a bordo¡¡¡ Satisfecho por haber recuperado mis colchonetas, pusimos rumbo sur para ir dejando la isla de lanzarote a nuestro babor. En la proa el Andromeda que había salido minutos antes.
Aparejamos trinqueta esperando poder utilizarla, pero al poco de salir el viento cayó radicalmente. Izamos genaker, pero al poco tiempo también tuvimos que arriar... Esto empieza a parecerse a nuestro mediterráneo¡¡¡
Finalmente sobre las 18.00 h. y después de una placentera navegación de unas 5 horas, entramos en marina Rubicón. Allí también nos atendieron estupendamente y nos asignaron un amplio amarre en el cual descansa el Régulus hasta nuestra próxima y más importante cita el 08 de enero: ATRAVESAR EL ATLANTICO. Que de hecho para eso hemos venido, no?
Los días que siguieron sirvieron para que la tripulación hiciera algo de turismo y a mi para arreglar algunas cosillas y apuntar en la libeta de pendientes otras que debemos acometer antes de nuestra salida.
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